Aunque lo llamen pecado, el libre albedrío siempre ha sido el mayor regalo que puede ofrecerme experimentar la vida. Por eso, si las expectativas encarcelan, traicionarlas suele regalar alas.Además, la responsabilidad de que alguien me decepcione no es suya, sin embargo la responsabilidad de decepcionarme a mí misma sí es mía.Pues mientras que de buenas intenciones está empedrado el camino del infierno, la escalera al cielo siempre tuvo los peldaños torcidos.María, marzo de 2021.